EL JUICIO DE PARIS
|
En la antigüedad mítica se
celebraron unas importantes bodas a la que estaban invitados dioses y
mortales. Los contrayentes eran Peleo y Tetis, un mortal y una diosa.Tetis, una nereida, hija de Nereo, antiguo y anciano dios del mar,
era, por tanto, una divinidad marina e inmortal y Peleo, discípulo del centauro Quirón, era el afortunado mortal que tenía el privilegio
de casarse con una diosa.Pero no todos habían sido invitados a la fiesta: la
diosa Éride (Discordia) quiso hacer notar su ausencia y se presentó en la
fiesta con una manzana de oro que tenía grabada la siguiente frase:
"Para la más bella". Lanzó la manzana sobre la mesa donde se
sentaban los dioses y se fue. Tres de las diosas presentes en el banquete, Hera-Juno, Atenea-Minerva y Afrodita-Venus , se creyeron merecedoras del título y se
lanzaron a por la manzana. La enojosa situación que se produjo entonces no
tenía fácil solución y ni el mismo Zeus-Júpiter quiso intervenir en una decisión tan
comprometida. Encargó a Hermes-Mercurio que condujese a las tres diosas al monte Ida, en la llanura de Troya, y se las presentase a Paris, bello joven, hijo del rey Príamo de Troya, que
pastoreaba los rebaños reales en aquel lugar. Él debía ser el encargado de
dirimir el pleito, según voluntad de Zeus, y así se lo explicó el dios mensajero Hermes al asustado joven.Durante el juicio cada diosa
hizo valer sus méritos al título pero además le prometieron a Paris beneficiosos dones si éste fallaba a su favor. Hera se comprometió a hacerle soberano de toda el
Asia. Atenea le ofreció la prudencia y la victoria en todos
los combates y Afrodita le brindó el amor de la mortal más hermosa de
Grecia, Helena de Esparta.Paris dio la manzana a Afrodita, granjeándose así la fiel protección de la diosa
para él y los suyos para siempre, y la enemistad de las otras dos diosas lo
que quedará reflejado en la Guerra de
Troya. |
Para comenzar a comprender la importancia de Vesta primero debemos entender cuan importante era la chimenea familiar para los romanos. En esta parte de la casa no sólo se cocinaban los alimentos sino que también era el altar familiar donde la cabeza familia ofrecía sus oraciones y sacrificios. Vesta era representada antropomórficamente en la forma de una mujer de gran belleza que sostenía un cuenco votivo en una mano y una antorcha en la otra. Fue cortejada por Apolo y Neptuno pero prefirio permanecer pura y virgen. Esto era representado por el fuego sagrado.
Su festival era la Vestalia, y era uno de los eventos con más pompa y de mayor popularidad entre la población Romana.
Quienes eran las Vestales
Una Vestal era una
sacerdotisa de antigua Religión de Roma, que estaba consagrada a la diosa del
hogar Vesta y su misión fundamental era mantener el fuego sagrado.
Las Vestales eran una excepción en el mundo sacerdotal romano, que estaba casi por entero compuesto de hombres.
Se seleccionaban siendo niñas y debían permanecer vírgenes durante los 30 años obligatorios de permanencia al servicio de Vesta.
Las Vestales era el único cuerpo femenino de la religión romana, pues todos los demás sacerdotes eran hombres.
La exigencia de la virginidad en las vestales, proviene de los tiempos de los antiguos pobladores, cuando a las muchachas jóvenes y solteras se les encargaba la tarea de vigilar el fuego sagrado, ya que no tenían familia ni tareas hogareñas que atender.
La importancia de las Vestales era enorme, su importancia y bienestar eran considerados fundamentales para la continuidad y seguridad de Roma, por ello se les creo una Casa de las Vestales en el foro, para que pudiesen disfrutar de todas las comodidades. Inicialmente, pudieron ser dos, después en tiempos de Plutarco sabemos que eran cuatro y posteriormente al ofrecer su participación en la vida pública su numero ascendió a seis.
Las Vestales eran una excepción en el mundo sacerdotal romano, que estaba casi por entero compuesto de hombres.
Se seleccionaban siendo niñas y debían permanecer vírgenes durante los 30 años obligatorios de permanencia al servicio de Vesta.
Las Vestales era el único cuerpo femenino de la religión romana, pues todos los demás sacerdotes eran hombres.
La exigencia de la virginidad en las vestales, proviene de los tiempos de los antiguos pobladores, cuando a las muchachas jóvenes y solteras se les encargaba la tarea de vigilar el fuego sagrado, ya que no tenían familia ni tareas hogareñas que atender.
La importancia de las Vestales era enorme, su importancia y bienestar eran considerados fundamentales para la continuidad y seguridad de Roma, por ello se les creo una Casa de las Vestales en el foro, para que pudiesen disfrutar de todas las comodidades. Inicialmente, pudieron ser dos, después en tiempos de Plutarco sabemos que eran cuatro y posteriormente al ofrecer su participación en la vida pública su numero ascendió a seis.
El termino Vestal proviene del latín, donde eran denominadas: Vestalis y plural: Vestales
El fundador de la orden de las vestales fue Numa Pompilio, segundo emperador romano y Máximo Pontífice, de origen etrusco.
Origen y selección de las
Vestales
Las Vestales eran
seleccionadas por el Pontífice Máximo a la edad de seis a diez años y debían
ser: muy hermosas, vírgenes y de padre y madre reconocidos.
Las familias pugnaban porque sus hijas fueran elegidas vestal, pues significaba un gran reconocimiento para la familia de la niña.
La elección se realizaba de seleccionando previamente a las aspirantes y después entre las cuatro aspirantes, se introducían en una vasija unas tablillas con los nombres de las aspirantes y el Pontífice Máximo sacaba una tablilla con el nombre de la elegida por la diosa, para ser Vestal.
Una vez que la candidata era seleccionada para Vestal, se le separaba de la familia y era llevada al templo, donde se producía la ceremonia de admisión como Vestal, que consistía en:
- Cortarle el cabello
- Suspenderla de un árbol, sin que tocase el suelo, como muestra de la ruptura e independencia con su familia.
- Vestirla de Vestal, con un velo en la cabeza y la entrega de una lámpara encendida.
Separadas de la familia, eran llevadas a la Casa de las Vestales, donde iniciaban el aprendizaje: aprendían a leer, a conocer los nombres de los dioses y sus potestades, la forma de realizar los ritos, la compostura en los actos públicos y por supuesto el mantenimiento del fuego sagrado.
Las familias pugnaban porque sus hijas fueran elegidas vestal, pues significaba un gran reconocimiento para la familia de la niña.
La elección se realizaba de seleccionando previamente a las aspirantes y después entre las cuatro aspirantes, se introducían en una vasija unas tablillas con los nombres de las aspirantes y el Pontífice Máximo sacaba una tablilla con el nombre de la elegida por la diosa, para ser Vestal.
Una vez que la candidata era seleccionada para Vestal, se le separaba de la familia y era llevada al templo, donde se producía la ceremonia de admisión como Vestal, que consistía en:
- Cortarle el cabello
- Suspenderla de un árbol, sin que tocase el suelo, como muestra de la ruptura e independencia con su familia.
- Vestirla de Vestal, con un velo en la cabeza y la entrega de una lámpara encendida.
Separadas de la familia, eran llevadas a la Casa de las Vestales, donde iniciaban el aprendizaje: aprendían a leer, a conocer los nombres de los dioses y sus potestades, la forma de realizar los ritos, la compostura en los actos públicos y por supuesto el mantenimiento del fuego sagrado.
Duración del sacerdocio de
las Vestales
El servicio como vestal
duraba treinta años, diez de los cuales estaban dedicados al aprendizaje, diez
al servicio propiamente dicho y diez a la instrucción.
Transcurridos estos años podían casarse si lo deseaban, aunque casi siempre las vestales retiradas decidían permanecer célibes en el templo.
Transcurridos estos años podían casarse si lo deseaban, aunque casi siempre las vestales retiradas decidían permanecer célibes en el templo.
Faltas que podían cometer
las Vestales
La mayor falta de una Vestal
era perder la virginidad,
El castigo por mantener
relaciones sexuales con varones era la lapidación; y posteriormente fue
sustituida por el decapitamiento y el enterramiento en vida. Al varón se le
condenaba a muerte por suplicio.
A pesar de ser una falta muy grave, era poco frecuente, bien por que no se produjese o no se conociese. La historia solo nos deja 20 castigos conocidos, por esta falta.
La otra falta importante en el servicio de una Vestal era dejar apagar el fuego sagrado. Había faltas menores que se castigaban en menor grado, como el derramiento indeseado de la mola salsa o no mantener la compostura en los rituales sagrados y actos públicos.
Por contra, tenían algunas prohibiciones y responsabilidades por las que podían ser duramente castigadas. Lo más importante de todo era que no se apagase el fuego del templo. Si esto ocurría, el Senado se reunía y hablaban sobre las causas y las consecuencias del hecho; después el fuego volvía a encenderse. La vestal que había estado de guardia cuando la llama se había apagado era azotada. La muerte de las Vestales no era, sin embargo, igual a las del resto: en medio de espantosas ceremonias en las que se recordaba a las divinidades más malignas, la Vestal castigada debía bajar a su propia tumba, donde se la encerraba con una lamparilla, algo de aceite, un pan, agua y leche. Así pues, la infortunada moría de inanición.
A pesar de ser una falta muy grave, era poco frecuente, bien por que no se produjese o no se conociese. La historia solo nos deja 20 castigos conocidos, por esta falta.
La otra falta importante en el servicio de una Vestal era dejar apagar el fuego sagrado. Había faltas menores que se castigaban en menor grado, como el derramiento indeseado de la mola salsa o no mantener la compostura en los rituales sagrados y actos públicos.
Por contra, tenían algunas prohibiciones y responsabilidades por las que podían ser duramente castigadas. Lo más importante de todo era que no se apagase el fuego del templo. Si esto ocurría, el Senado se reunía y hablaban sobre las causas y las consecuencias del hecho; después el fuego volvía a encenderse. La vestal que había estado de guardia cuando la llama se había apagado era azotada. La muerte de las Vestales no era, sin embargo, igual a las del resto: en medio de espantosas ceremonias en las que se recordaba a las divinidades más malignas, la Vestal castigada debía bajar a su propia tumba, donde se la encerraba con una lamparilla, algo de aceite, un pan, agua y leche. Así pues, la infortunada moría de inanición.
Privilegios de las
Vestales
Las Vestales tenían
privilegios y honores en todas partes, reservándoles lugares de privilegio en
los actos públicos a los que tenían que asistir.
Las Vestales viajaban en un carpentum, una carro de dos ruedas cubierto, eran precedidas por un lictor que llevaba varas y hachas para infligir castigos a las personas que no respetasen a la vestal o a sus derechos, entre los que se encontraba el derecho de preferencia de paso.
Las vestales eran las únicas mujeres, que disponían de un status similar al de los hombres romanos y podían testar aún viviendo sus padres y disponer y disponer de sus bienes y herencia sin necesidad de tutor.
Las vestales podían liberar a un condenado a muerte, absolviéndolo de la pena, solo con cruzarse con el reo de forma casual.Las vestales gozaban de ciertos privilegios, como el de poder disponer de todas sus posesiones e incluso podían hacer testamento, aunque su padre o cualquier otro varón de la familia aún estuviese vivo.
Eran las custodias de objetos sagrados valiosos como el Palladium o los testamentos de personas tan importantes como César y Marco Antonio.
En obras de teatro y otros espectáculos, gozaban de los mejores sitios y solían ser invitadas a los banquetes más suntuosos de la ciudad.
Las Vestales viajaban en un carpentum, una carro de dos ruedas cubierto, eran precedidas por un lictor que llevaba varas y hachas para infligir castigos a las personas que no respetasen a la vestal o a sus derechos, entre los que se encontraba el derecho de preferencia de paso.
Las vestales eran las únicas mujeres, que disponían de un status similar al de los hombres romanos y podían testar aún viviendo sus padres y disponer y disponer de sus bienes y herencia sin necesidad de tutor.
Las vestales podían liberar a un condenado a muerte, absolviéndolo de la pena, solo con cruzarse con el reo de forma casual.Las vestales gozaban de ciertos privilegios, como el de poder disponer de todas sus posesiones e incluso podían hacer testamento, aunque su padre o cualquier otro varón de la familia aún estuviese vivo.
Eran las custodias de objetos sagrados valiosos como el Palladium o los testamentos de personas tan importantes como César y Marco Antonio.
En obras de teatro y otros espectáculos, gozaban de los mejores sitios y solían ser invitadas a los banquetes más suntuosos de la ciudad.
Desaparición de las
Vestales
La irrupción del Cristianismo
en Roma, supuso el declive de la multitud de Dioses oficiales. La conversión al
Cristianismo de Constantino, supuso el declive de los dioses del Imperio y
finalmente en el año 394 dC, el emperador Teodosio El Grande, después de ganar
la Batalla del Frígido derrotando a Eugenio y Arbogastes, disolvió oficialmente
las Casas de las Vestales, liberando de sus votos a la Vestalis Máxima Coelia
Concordia y sus compañeras.
La familia romana
1.-
Características de la familia romana
Por lo que respecta a
la composición, en Roma integraban una familia no sólo las personas ligadas por
vínculos de sangre, cónyuges e hijos, sino también todos aquellos que mantenían
una relación de dependencia con el "pater familias" (esclavos,
libertos y clientes). Una familia romana, por tanto, era mucho más amplia que
una familia actual y podía estar formada por cientos de personas.En cuanto al
cabeza de familia, en Roma este papel correspondía indefectiblemente al padre o
“pater familias”. Un "pater familias" romano tenía un poder enorme,
la llamada “patria potestas” o “manus”, y en uso de él podía incluso matar a
cualquier miembro de su familia (esclavos, desde luego, pero también hijos e
incluso esposa en algunos casos). Actualmente las cosas han cambiado un poco.
2.- Esclavos
Los esclavos eran
personas privadas de libertad, explotadas como fuerza de trabajo, a las que se
podía comprar y vender como vulgares mercancías.
a) Vías para la
esclavitud
En Roma la condición
de esclavo podía adquirirse por varias vías:
Por nacimiento. Todo hijo de una
esclava se convertía automáticamente en esclavo del dueño de su madre. Los
esclavos de este tipo, nacidos en el seno familiar, eran particularmente
apreciados por su fidelidad y recibían el nombre de "vernae".
Por derecho de
conquista.
Los romanos subastaban como esclavo a todo enemigo capturado en el curso de una
guerra. Esta costumbre pervivió hasta la Edad Moderna
Por insolvencia. Un deudor insolvente
podía ser reducido a esclavitud por sus acreedores. El dinero obtenido de la
venta era destinado a cubrir la deuda contraída. A finales de la República este
derecho, dado lo impopular que era, no se ejercía.
Por exposición o
venta. Era
habitual en Roma abandonar a los hijos recién nacidos si no eran acogidos en el
seno familiar. Los bebés expuestos podían ser recogidos por cualquiera para
criarlos y venderlos como esclavos.
b) Mercados
Los esclavos eran
comprados y vendidos por los "mangones", mercaderes especializados,
en mercados específicos. En estos mercados los esclavos, desnudos y con un
cartel colgado del cuello que indicaba sus habilidades ("titulus"),
eran expuestos sobre una plataforma que facilitaba su examen por los posibles
compradores. Aquellos esclavos que no habían tenido antes amo llevaban uno o
ambos pies blanqueados con yeso.
c) Tipos y
función de los esclavos
Los esclavos
domésticos vivían en la casa familiar y estaban destinados al servicio de los
otros miembros de la familia (pedagogo, peluquero, cocinero,...). Su situación
era privilegiada si se les compara con los esclavos empleados en negocios
familiares (artesanía, minería, agricultura). Muchos esclavos de este último
tipo ni siquiera conocían a su dueño: un capataz se encargaba de controlarlos.
d) Trato y
consideración
Para los romanos los
esclavos eran personas incompletas sin madurez afectiva, ni intelectual. El
"pater familias" podía castigar incluso con la muerte la torpeza de
un esclavo. De todos modos esta medida era poco práctica -suponía una pérdida
económica- y cada vez estaba peor vista socialmente.A pesar del razonable trato
que recibían, algunos esclavos, incapaces de adaptarse a la condición servil,
terminaban huyendo o al menos lo intentaban. Si eran atrapados, el dueño, a
manera de castigo y advertencia para próximos compradores, grababa a fuego en
su frente las letras "FUG" de "Fugitivus". Algunos
esclavos, en su empeño por ser libres, llegaron a organizarse y a enfrentarse
al ejército romano en las llamadas guerras serviles. La más famosa de todas
ellas fue encabezada por Espartaco en el siglo I a.C.
3.-
Libertos
Los libertos eran
esclavos manumitidos, liberados por su amo Era frecuente que el "pater
familias" manumitiera, concediera la libertad, a los esclavos más fieles y
laboriosos, sobre todo en su testamento. Los esclavos que pasaban a ser libertos
celebraban y anunciaban a todos su nueva condición colocándose durante un
tiempo un gorro frigio, el píleo, que luego adoptaron los revolucionarios
franceses para simbolizar la adquisición de la libertad. Jurídicamente
los libertos, a pesar de ser libres, eran ciudadanos incompletos ya que tenían
derechos civiles, pero no políticos. Sus hijos, en cambio, ya gozaban de la
plena ciudadanía. Todo liberto seguía ligado como cliente a la familia de su
antiguo amo.
4.- Clientes
Los clientes eran
ciudadanos libres que habían establecido una relación de apoyo y socorro
mutuo con otros "pater familias" mejor situados social y/o
económicamente que ellos. Estos "pater familias" recibían el nombre
de patronos.El cliente debía prestar los siguientes servicios al patrono:Apoyo
electoral e incluso militar.Presentarle sus respetos todas las mañanas
("salutatio")A cambio podía contar con la ayuda del patrono en los
pleitos y en las dificultades económicas. De hecho los que carecían de medios
recibían en la "salutatio" una cestita, la "sportula", con
alimentos para el día.El vínculo patrono-cliente no es exclusivo de Roma. En la
Hispania prerromana existía algo parecido, la "devotio", en virtud de
la cual una persona se comprometía a defender con su propia vida a otra de
mayor prestigio. Si ésta moría violentamente, la otra debía morir también.
5.- Los hijos:Los hijos, por oposición a los
esclavos, son llamados a veces "liberi/-orum", término que procede
del adjetivo "liber/-era/-erum: libre". A pesar del nombre, la
situación jurídica de los hijos difiere poco de la de los esclavos ya que la
"patria potestas" daba al "pater familias" un enorme poder
sobre ellos. Este poder se sustanciaba en los siguientes derechos:
“Ius exponendi”, derecho a aceptar o
no dentro de la familia al recién nacido. Cuando un niño nacía era depositado
por la comadrona en el suelo. Si el padre aceptaba al hijo, lo recogía u
ordenaba que fuera amamantado; en caso contrario era abandonado en un
vertedero o junto a la columna Lactaria. Las causas que llevaban a un padre a
rechazar a un hijo eran muchas (defectos físicos, dudas acerca de la
paternidad, ...). Eso sí, era más fácil que fuera expuesta una niña que un
niño. La exposición de un hijo no deseado era una práctica tan habitual en Roma
que ni las leyes consiguieron frenarla (desde Rómulo existía una ley de dudosa
eficacia que penaba con la confiscación de la mitad del patrimonio el abandono
de un varón o de una hembra, si ésta era la primera hija).
"Ius vitae
necisque",
derecho a ordenar la muerte de cualquiera de los hijos. Se trata de una medida
extrema que el "pater familias" tomaba generalmente tras consultar un
consejo de familiares y para castigar una falta gravísima (comisión de delito
contra el Estado en caso del varón, relaciones ilícitas en caso de la hija).
" Ius
vendendi",
derecho a vender a los hijos como esclavos. Si el niño vendido era manumitido
por su amo, volvía a estar sometido a la "patria potestas". El hijo
sólo conseguía ser "suo iure" si era vendido tres veces por el padre
y manumitido otras tres por el amo. En el caso de las hijas con una bastaba. La
existencia de estos derechos no implicaba que fueran ejercidos indiscriminada o
caprichosamente ni que la situación fuera la misma en todo momento: Los dos
últimos derechos no se ejercían ya a finales de la República. Por eso despertó
tanta indignación la actuación de Catilina, noble romano que en el siglo I a.C.
mató a su hijo de 12 años, fruto de un matrimonio anterior, sin otro motivo que
propiciar un futuro matrimonio. En época imperial por influencia del
cristianismo todos estos derechos terminaron desapareciendo.
6.- La esposa
La situación de la
esposa estaba condicionada por el tipo de matrimonio que la uniera a su marido.
Existían dos clases:
* El más antiguo era el
matrimonio "cum manu". En virtud de este matrimonio el padre
renunciaba a la patria potestad sobre su hija para asumirla el esposo. La mujer
estaba sometida a la autoridad de su marido "filiae loco",
i.e., a manera de una hija, por lo que su esposo podía castigarla incluso con
la muerte en caso de faltas graves (infidelidad, ...).
* El matrimonio
"cum manu" fue sustituido a partir del siglo II a.C. por el
matrimonio "sine manu", en que el padre, a pesar del matrimonio,
conservaba la "patria potestas" sobre la hija. Esta circunstancia
daba cierta independencia a la mujer, y más cuando la dote que aportaba al
matrimonio era cuantiosa, ya que el marido hacía lo posible para no
contrariarla y no perderla con un divorcio.El matrimonio "sine manu",
del que poseemos más datos, se podía disolver por iniciativa de cualquiera de
los cónyuges (la esposa debía consultar con sus padres). El trámite era muy
simple y rápido. Consistía en enviar a la pareja una nota con este mensaje:
"Tuas res tibi habeto".